domingo, 30 de octubre de 2011

La paciencia oriental, una de las condiciones para importar

Por Diego Cabot | LA NACION
En la Argentina ha despuntado una nueva profesión: experto en trámites, esperas, colas y demás menesteres que son necesarios para importar algún bien.

A la histórica, y muchas veces necesaria, burocracia aduanera que hay que sortear para traer a la Argentina algún bien fabricado en otro país, desde hace algunos meses hay que adicionarle algo más. Se trata de todos los requisitos que hay que cumplimentar en el Ministerio de Industria desde que en el país se volvieron a reimplantar las licencias no automáticas para alrededor de 600 productos.

¿Cómo es el procedimiento para importar? Complejo y cada vez más discrecional. Antes, todo comenzaba en la Aduana. Ahora, hay un paso previo que, como se dijo, se inicia en el Ministerio de Industria. Hay mercaderías que necesitan para ser importadas una autorización especial. "Existen dos tipos de licencias, las automáticas y las no automáticas", explica Claus Noceti, especialista en comercio exterior de PwC Argentina. "Las automáticas deben salir en 10 días desde que son presentadas. Las no automáticas son una especie de régimen de aprobación de cada mercadería. Según la Organización Mundial de Comercio (OMC), deberían ser aprobadas en 60 días, pero el promedio en la Argentina es de 100."

Un despachante de aduana que trabaja para una de las automotrices y que prefirió no hablar con nombre y apellido dijo que el procedimiento es cada vez más discrecional. "Se presenta en la mesa de entradas y la verdad es que no se sabe bien cuándo y cómo saldrá", cuenta.

En una empresa del rubro de la construcción estiman en 2000 por mes los pedidos de licencias no automáticas que presentan. "Salen, pero tardan cada vez más. Pero no es por otra cosa que por un gran cuello de botella que se forma. Es un exceso de trabajo", dice.

Terminado ese paso, lo que viene es el trámite aduanero. Cuando alguien compra algún bien en el exterior, lo primero que hace es enviar una orden de compra al vendedor, que inmediatamente reenvía una factura provisoria, llamada proforma. Esa factura se acepta, generalmente vía correo electrónico, junto con los términos y condiciones. "Básicamente, lo que se acepta son las condiciones y el momento de pago y el lugar de entrega", explica Noceti.

Luego el vendedor distribuye el bien en el lugar aceptado y entrega el documento de transporte (una suerte de guía de porte). Recién ahí es cuando se transfiere la propiedad del bien y el vendedor se libera de la responsabilidad. Esa guía de exportación y la factura definitiva se presentan en la Aduana, donde hay que declarar el lugar de procedencia, el precio o la cantidad.

"Hay que determinar si la importación es definitiva o temporaria. Después de esto, la Aduana hace la liquidación de importación para poder hacer el pago de los aranceles que correspondan", relata Noceti.

TODO A PULMÓN

Recién entonces, con todo pago, se hace la registración del derecho de importación. ¿Todo termina ahí? Pues no, la mercadería está aún en los playones de la Aduana y formalmente no entró en el país. Aparecen entonces los tres canales que el organismo otorga a las mercaderías: rojo, naranja o verde.

Si la mercadería está en el canal verde, el control aduanero se limita a una verificación de cantidad, dimensión y peso, además de los registros fitosanitarios. Si se trata de canal naranja, pues hay un control más estricto de la documentación complementaria y la posición arancelaria del producto. Y si el bien tiene canal rojo, además de las anteriores, se hace una verificación física de la mercadería.

Luego sí, el diligente profesional podrá retirar lo que compró. ¿Cuánto puede pasar desde el primero hasta el último trámite ? Según el lugar de compra, pero para el caso de que haya sido adquirido en Oriente, no serán menos de 140 días.

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