Por Oliver Galak | LA NACION
Aunque subió dos puestos en el índice global de competitividad (ICG), la Argentina sigue sin concretar su "extraordinario potencial competitivo", advirtió hoy el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). El puesto 85°, sobre un total de 142 naciones, la ubica muy por debajo de sus vecinos Chile (31°), Brasil (53°) y Uruguay (63°). Economías como las de Barbados, Ruanda y Albania también aparecen como más competitivas en este ranking, elaborado en base a una combinación de datos económicos y encuestas de percepción entre empresarios.
El dato más promisorio del informe que se dio a conocer en la presentación del informe en Suiza es que en la división de países por grado de desarrollo, la Argentina -al igual que Brasil- dejó el grupo intermedio ("economías basadas en la eficiencia") y se unió a otros 17 países cuyas economías están en transición hacia la fase más desarrollada ("economías basadas en la innovación"). Comparte este grupo -al que llegó por tener un PBI per cápita de entre 9000 y 17.000 dólares- con Chile, Uruguay, Turquía, Rusia y México, entre otros.
Pero ese dato económico, que refuerza el potencial que surge del desempeño en áreas como salud y educación, se ve empañado por las debilidades en las áreas de instituciones y gobierno. La Argentina cae al puesto 134° cuando se mide el desempeño de sus instituciones, al 138° cuando se mira la confianza pública en los políticos, a un puesto similar cuando se evalúa la eficiencia del Gobierno, y al 139° (sobre 142 países) cuando se indaga acerca de la incertidumbre y el favoritismo en las decisiones de los funcionarios gubernamentales. Todos estos factores inciden, directa o indirectamente, en la competitividad de un país.
"Excesiva burocracia (131°), que beneficia la expansión de la economía informal, soportando las distorsiones de la competencia interna (140°) y las altas barreras al comercio (142°) provocan una asignación ineficiente de recursos en los bienes de mercado", señala el informe en su apartado dedicado a la Argentina. El último puesto obtenido en cuanto a las barreras al comercio es casi una reivindicación a la política del Gobierno, tal como se desprende del discurso que pronunció ayer la presidenta Cristina Kirchner: "A veces nos dicen 'qué duros que son, que meten licencias por acá, cupos por allá'. Pero si es por la Argentina, vamos a seguir siendo duros. Tenemos la obligación de hacerlo por los 40 millones de argentinos".
La estabilidad macroeconómica es todavía un punto a favor, aunque descendió 8 puestos (del 54° al 62°) respecto del año pasado. Los principales argumentos en favor de la economía argentina siguen siendo "un amplio mercado interno (22°) y una población con un nivel educativo elevado, con una de las tasas de matrícula de educación superior más altas en la región (21)", según señaló el informe del Foro que se reúne anualmente en Davos.
Pese a la promoción que logró la economía argentina en la división por etapas de desarrollos, los especialistas del WEF cerraron su informe sobre el país con algunas advertencias sobre el futuro. Señalaron que las políticas pro-cíclicas y la tasa de inflación de dos dígitos arrojan "más dudas preocupantes sobre la sostenibilidad de su crecimiento económico".
"A menos que estas deficiencias se aborden e introduzcan reformas estructurales, es poco probable que continúe el elevado crecimiento que la economía ha experimentado desde 2003, especialmente una vez que las condiciones internacionales favorables y altos precios de los alimentos comiencen a desvanecerse. Esto podría llevar la economía a las fluctuaciones erráticas del pasado, que se caracteriza por los períodos de expansión seguidos por profundas recesiones", concluye.
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