lunes, 14 de marzo de 2011

El agro y la propiedad intelectual

Recientes expresiones del presidente de la Asociación de Cámaras de Tecnología Agropecuaria (ACTA), ratificadas en Expoagro por empresas productoras de semillas, están referidas a los derechos de propiedad que amparan las innovaciones genéticas contenidas en las semillas de soja y trigo por su peculiar condición reproductiva, pero también a otras especies.

Las expresiones vertidas han vuelto a poner de manifiesto que la legislación nacional aleja a nuestro país de la disposición de tales innovaciones, que, en cambio, estarán disponibles en Brasil, Paraguay y Uruguay y, desde ya, en EE.UU., que con el curso del tiempo aventajarán en varios años a la Argentina por su pérdida de competitividad.

En Expoagro se proporcionaron precisiones acerca del comportamiento de una nueva variedad de soja, que para 2012 estará disponible en Brasil, no así en la Argentina, por las razones expresadas mas arriba. La nueva variedad de soja tendría rendimientos superiores entre un 7 y un 14 por ciento respecto de las hoy utilizadas.

Ocurre que en la práctica, las empresas dueñas de tales adelantos no parecen lograr un adecuado cobro de regalías. Existen varios temas por considerar. Un punto central es la existencia de la Unión Internacional de Obtenciones Vegetales, un acuerdo multilateral del cual nuestro país es miembro de su versión 1978, que posee una norma conocida como el "derecho del agricultor", que a quienes hayan adquirido semillas abonando las regalías correspondientes les permite poder sembrar indefinidamente el fruto de su cosecha sin volver a pagarlas.

La amplitud de esta disposición es discutida por quienes logran las innovaciones y defendida en general por las entidades representativas del agro. Un proyecto de ley procura limitar ese derecho bajo diferentes figuras. Otro ítem en este complejo escenario es la venta de semilla modificada de un agricultor a otro, en cuyo caso no se paga regalía ni impuesto alguno.

En el mundo, son tres los grandes productores de soja: EE.UU., con registros del orden de los 90 millones de toneladas por año; Brasil, que se dispone a cosechar 70 millones, y la Argentina, con 50 millones. Sumados, representan el 84% de la producción mundial.

Nada aconseja ceder terreno a las dos poderosas naciones que comparten con nuestro país ese liderazgo. El camino debería consistir en lograr un acuerdo entre agricultores y quienes obtienen los avances, mediante una ley tendiente a una razonable retribución de las inversiones científicas.

Con este aporte y la reducción gradual hasta la eliminación de las retenciones a las exportaciones, signo del sesgo antiexportador de la economía, se podrá luchar competitivamente para ganar terreno en los mercados, en lugar de perderlo.

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