Esta escena no corresponde a alguna nueva película de Hollywood, sino a lo que realmente podría ocurrir si una ciudad, una provincia o incluso un país fueran atacados con un pulso electromagnético, más conocido como PEM. Y que en Washington hace tiempo consideran una amenaza real.
¿Pero qué es el PEM? Básicamente es un campo electromagnético de alta intensidad y corta duración que se genera al detonar una bomba nuclear en la atmósfera, a gran altura. La onda llega a la tierra a la velocidad de la luz, y aunque las personas no la pueden ver ni sentir, destruye automáticamente toda clase de chips y tarjetas madre. A partir de ese instante, todos los equipos electrónicos dentro del área afectada quedarían inservibles, desde un BlackBerry o un iPhone hasta una planta de energía.
Tanta es la preocupación en Estados Unidos que el Congreso creó en 2001 una comisión específica para ocuparse de este tema. La misma que hace unos días recibió un informe de la Fundación Heritage que denuncia que el país no está realmente preparado para enfrentar esta amenaza.
"En la medida en que Estados Unidos sea un país cada vez más interconectado y dependiente de las redes para el funcionamiento de la sociedad, un ataque exitoso con un PEM se vuelve cada vez más serio", dijo a Jena Baker, analista en temas de seguridad de la Fundación Heritage y coautora del informe.
Si bien la existencia del pulso electromagnético y sus efectos son ampliamente conocidos desde los tiempos de la Guerra Fría, el peligro de su uso reflota hoy de la mano de la amenaza terrorista y de países que cuenten con un programa balístico.
"Países como Irán son los que tienen la capacidad para llevar adelante un ataque de este tipo en el futuro cercano -asegura Baker-. Sabemos que Rusia y China han estado explorando el uso del PEM como un arma."
La amenaza del ataque con un PEM cobró especial vigencia el año pasado con la publicación del libro One Second After , de William R. Forstchen, profesor de Historia en la Universidad de Montreat, Carolina del Norte.
Aunque se trata de una novela, el autor se basó en información real para describir lo que ocurriría después de un ataque de estas características. "Doce horas después [del PEM], la comida comenzará a descomponerse en la heladera, y si es invierno no habrá calefacción [eléctrica]", explica.
"Las fuerzas del orden serán incapaces de operar sin radios ni vehículos; no podrán saber dónde ir ni cómo reaccionar. Pero el verdadero horror se producirá en los hospitales, donde fallarán los generadores (...) Todo paciente en terapia intensiva morirá en cuestión de horas. Si recuerda lo que ocurrió en Nueva Orleáns después del paso del huracán Katrina, multiplíquelo por 10.000", advierte.
Para Forstchen, un ataque así llevaría al país a un caos y generaría en pocos días hambruna, falta de agua y enfermedades. Además, millones de personas intentarían escapar a pie de las zonas afectadas.
Un ataque terrorista causaría daños irreparables a un país como Estados Unidos, sumiéndolo en el atraso y la indefensión. Y si el autor del ataque fuera otro país, tendría la ventaja de invadir un territorio libre de radiación y con una infraestructura casi intacta.
En la actualidad existen blindajes capaces de resistir el impacto del PEM, pero están lejos de masificarse. Según Baker, sólo queda fortalecer el sistema defensivo de misiles, pero también crear una mayor conciencia de esta amenaza en el ámbito militar y en el sector privado.
La amenaza del pulso electromagnético
La onda, generada con una detonación en la atmósfera, puede ser un arma de destrucción masiva
lanacion.com | Exterior | Mi?oles 7 de abril de 2010
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