De acuerdo con datos reunidos por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), el 66 por ciento de quienes desertaron del sistema educativo oficial y están entre los 18 y 19 años no posee las habilidades requeridas por el mercado laboral. Por su parte, empresas dedicadas a la selección de personal, como Manpower y Adecco, llegan a una conclusión semejante y agregan que esa insuficiencia es cada vez más notoria y les impide ingresar en el campo laboral formal, de manera que el 80 por ciento de esos jóvenes se tiene que contentar con trabajos provisorios.
Las fuentes citadas coinciden, a su vez, con un informe de la Comisión Económica para la América latina (Cepal, organismo de la ONU) que, en 2007, señalaba el alto porcentaje de desertores del sistema educativo, a los que se suman los repetidores atrasados o muy retrasados, todo lo cual permite afirmar que los aprendizajes de casi el 60 por ciento de los jóvenes están por debajo de las exigencias laborales. Entre esas insuficiencias, llaman la atención las que se refieren a la lectura y escritura, evidenciadas en tareas comunes como armar un currículum o cargar un sistema.
Esta descripción de carencias no agota el cuadro, porque las limitaciones podrían superarse si hubiera afán de hacerlo. Pero no es así, y los que desertaron o abandonaron las aulas se hallan estancados en sus incapacidades, sin iniciativa para salir de ellas y prosperar, a pesar de que existen accesibles ofertas educativas para esos jóvenes tanto en el orden oficial como en el privado, a fin de que puedan concluir su escolaridad media y lograr las habilidades que hacen falta para incorporarse en el trabajo decente.
Editorial IISin educación no hay trabajo decente
Los jóvenes que desertaron o abandonaron las aulas se hallan estancados y sin iniciativa para lograr superarse y prosperar
lanacion.com | Opinión | Lunes 14 de setiembre de 2009
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