-Puede ser que los 20 subsistan para algunas cosas, pero son los 14, y estamos afuera.
-¿Por lo que no hicimos o por lo que hicimos mal?
-Simplemente porque perdimos peso específico en nuestra participación en el comercio mundial. Hay errores que se pagan, que tienen que ver con actitudes políticas en las negociaciones, con el default, con la renegociación de la deuda, con las posiciones que adoptamos en las negociaciones en Doha.
Sánchez Arnau considera que el problema para los productos de exportación locales no es de acceso a los mercados, sino de oferta.
"La Argentina es un país con ofertas erráticas, irregulares en cuanto a calidad y precio, muy sometidas a las variaciones de decisiones políticas internas y de la demanda local. La política de promoción de exportaciones generalmente es un esfuerzo muy grande, pero a menudo inútil. Es cierto que para muchos sectores las barreras están, pero el verdadero problema es nuestro. Si ud sale a vender zapatos, llega a Estados Unidos y encuentra una cadena de zapaterías interesada, seguramente le dirán: Necesito medio millón de pares por año. Cuando le pregunte al exportador argentino, le contestará: Eso lo puedo producir en 10 años. Ese es nuestro problema.
-¿Cómo se revierte, aliándose con Brasil?
-¡No! Nada que ver, no es un problema de alianza con terceros países, se trata de incrementar nuestra oferta y pensar que en ciertos sectores tenemos capacidad para trabajar en un mercado mucho más importante que es el mundial.
-¿Qué hace falta para resolverlo?
-El problema no está afuera. Aquí hay muchas industrias que precisan un nivel muy elevado de protección para poder subsistir, en algunos casos porque son absolutamente ineficientes, tecnológicamente atrasadas, con costos de producción muy altos. Pero esencialmente el grueso que reclama un nivel elevado de protección es porque sus costos internos están afectados por un sistema impositivo que ejerce una presión muy alta sobre quienes producen en blanco, están enfrentados con ausencia de crédito o con un costo muy elevado, con problemas de reintegros que nunca llegan o lo hacen tarde y mal, con problemas burocráticos de todo tipo para la gestión de las operaciones de comercio internacional tanto a nivel bancario como aduanero, con leyes que hacen los costos laborales mucho más altos de lo que deberían y que además están favoreciendo un crecimiento inusitado del juicio laboral. Además, tiene el tipo de dólar muy elevado para sus importaciones, si necesita insumos o bienes de capital para producir.
Cuando tiene un contexto económico que hace que sus costos sean muy elevados, precisa mucha protección y eso quiere decir que no está en condiciones de exportar. Las industrias argentinas que están en condiciones de exportar son pocas, son nichos. Si queremos producir competitivamente tenemos que hacerlo en escala muy elevada, para el mercado internacional, y eso no es posible porque el país no tiene capacidad financiera, no tiene acumuladas las inversiones necesarias.
-¿Significa que tenemos que elegir dos o tres sectores, financiarlos y especializarnos en eso?
-No. Diría que tenemos que desarmar un sistema fiscal y administrativo que va en contra del sector productivo, de cualquiera. Tenemos que repensar todo el sistema fiscal, laboral y administrativo para tener una producción eficiente en muchos sectores donde contamos con ventajas competitivas ya sea porque disponemos de las materias primas, porque tenemos mano de obra calificada, experiencia empresarial o un nicho armado donde a pesar de todos los avatares de la economía argentina hemos podido seguir exportando. Las industrias tienen sus ciclos y se agotan. Cuando se dan esas grandes crisis, en los países europeos se toma al sector, se dice qué es lo que es recuperable, hacia dónde hay que apuntar para ser competitivo y se combina el esfuerzo público y privado para lograrlo. En la Argentina, cuando pasa eso, lo único que sabemos hacer es levantar las barreras y el nivel de protección. No resolvemos el problema, permitimos que la industria subsista bajo condiciones de competencia artificiales porque hay que salvar empleo y empresas sin tomar en cuenta el costo que esto tiene para los consumidores, que están completamente ausente de las decisiones de política comercial o industrial. Y que tienen que estar preparados para pagar muy caro productos que a lo mejor son de muy baja calidad. Eso no tiene que ver con la responsabilidad del empresario, sino con un sistema que integralmente nos hace poco competitivos. Y por eso hemos ido perdiendo peso en la economía internacional. Nuestra competitividad está en sectores muy limitados, como el agropecuario, que sigue siendo uno de los más eficientes del mundo, en particular la línea de oleaginosos. Lo éramos en el sector lácteo y cárnico. Hoy ya no sé si lo somos, pero tenemos toda la capacidad para serlo.
La entrevista"Ante los problemas, levantamos barreras"
Juan Carlos Sánchez Arnau, director de
lanacion.com | Comercio exterior | Martes 22 de setiembre de 2009
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