sábado, 9 de mayo de 2009

Los números no les cierran a los productores agrarios.

Los productores están de duelo. Están velando, a su modo, el fin de una campaña que no podrán olvidar. No hay vueltas: los rindes no han sido suficientes para cubrir los costos; el pago de las cuentas se torna una carga pesada; hay descapitalización y falta de recursos para volver a sembrar, y están los productores que ven cómo crece la amenaza de desaparecer de la actividad. Por si fuera poco, impiadosa, la sequía está de vuelta y complica todo.

A poco más de dos horas y media de Buenos Aires, Rojas es una de las ciudades que representan, en el norte bonaerense, el corazón agrícola de la Argentina. De tierras muy buenas, rindes altos en soja y maíz y cosechas normalmente seguras. Pero esa no es la postal ahora: tras la sequía, la soja llegó a rendir un 60% menos y el maíz produjo la mitad. Encima, aquí dicen que harían falta unos 100 milímetros para poder sembrar trigo, aunque pocos lo quieren hacer por las trabas del Gobierno para exportar.

El golpe ha sido fuerte para los contratistas, una figura que se dedica a prestar servicios agrícolas recorriendo casi todo el país y es responsable del 65% de la siembra y el 75% de la cosecha de granos. Según datos de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma), tienen una disminución del 50% en sus ingresos. Actores clave en la compra de maquinaria agrícola, con más del 70%, poseen US$ 300 millones en endeudamiento por créditos tomados en 2007 que deben terminar de pagar. Por eso, entre otros bancos, desde Facma ya hablaron con directivos del Nación para que sus gerentes en cada ciudad busquen una solución conjunta con cada contratista.

"Vamos a tratar de cumplir con lo que se debe", avisa Jorge Zunino, un vecino de Rojas que cumple una doble función: es productor y contratista. Alquiló 750 hectáreas, de las cuales sembró 650 con soja y el resto, con maíz. Tuvo un juego de suma cero. Cosechando un promedio de 1800 kilos por hectárea, con casos de un lote de 1000 kilos, en soja terminó perdiendo plata porque debería haber obtenido más de 3700 kilos para cubrir los costos de producción y el alquiler del campo. "En soja tengo una pérdida de entre 400 y 450 dólares por hectárea", afirma. Traducida al total de las hectáreas implantadas con soja, la pérdida de Zunino supera los US$ 200.000.

Otro ejemplo: un productor que esta campaña invirtió US$ 129.719 en la implantación, alquiler de la tierra (US$ 500 por hectárea) y gastos directos en 210 hectáreas (para soja, trigo y maíz), ahora cierra la cosecha perdiendo el 65% de su capital de siembra. Zunino se lamentó: "Estoy sin dinero para volver a alquilar los campos".

En otras zonas, hay contratistas que directamente ya han optado por vender un bien. Es el caso de Carina Raviol, de la zona de San Salvador, Entre Ríos, que vendió una camioneta Chevrolet S10 2007 para saldar una cuota de $ 52.000 de una pulverizadora autopropulsada. "Tuve que vender algo que usaba para trabajar", señaló Raviol.

Osvaldo Torres tampoco tiene consuelo. Socio de Zunino en cuatro cosechadoras en Rojas, por la sequía y la crisis bajó bruscamente la tarifa que cobraba por su servicio. De unos $ 220 por hectárea se pasó a un nivel de 140. "Con eso no salís hecho", dijo.

"Este año no se puede hacer nada", agrega. Junto a Zunino había hecho un boleto para comprar una cosechadora de unos US$ 300.000, pagando la mitad con la entrega de una usada propia, pero al final desistió de la operación.
La crisis del agro / Preocupación en el noroeste bonaerensePor la sequía, el campo está en rojo

Los productores tienen problemas de endeudamiento y quebranto por los menores rindes de los cultivos

lanacion.com | Economía | S?do 9 de mayo de 2009

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