sábado, 12 de enero de 2008

Pinamar: las chicas toman más que los hombres y ejercen la endogamia


Con la tranquilidad de quien domina todos los secretos de la noche, Verónica espera relajada mientras le sirven otro shot de tequila. Mira a su amiga, se sincronizan y al mismo tiempo se toman de un saque toda la medida como si fuera el último vasito de agua mineral de la Tierra. Tienen 15 años, es el tercero de la noche y compiten a ver quién toma más.

A pesar de que juran que nunca se emborrachan y toman alcohol sólo para divertirse, el cuadro anterior refleja una situación que cada vez se cristaliza más entre los adolescentes y que esta temporada también ilustró la noche en Pinamar: las mujeres ya toman alcohol a la par de los hombres. O más. Y a pesar de ser cada vez más chicas (promedian los 17 años), beben sin ningún tipo de pudor.

“A mis compañeros de secundaria ya los pasé tomando”, se jacta Anabella, una rosarina de 17 años que a las 4.30 de la madrugada ya iba por el tercer Daiquiri. “Tomo todo el tiempo hasta que me voy”, agrega Cecilia, otra niña de 17 años que relata un poco con vergüenza y un poco con orgullo que el récord de una noche fueron 7 tequilas:terminó sin conocimiento.


Descontroladas. El destape etílico de las mujeres no es nuevo, pero todos coinciden en que cada año toma más vigor y ya no sólo pasa por el consumo de alcohol, sino no por que las nuevas generaciones de adolescentes están mucho más descontroladas que antes. Pinamar refleja esta realidad. Las “nenas” de 15 para arriba (y hasta más chicas) toman como mujeres hechas y derechas, están más liberadas, se les ríen en la cara a los chicos de su edad cuando intentan conquistarlas. Seducen, histeriquean y bailan en la tarima con la provocación de quien tiene décadas de noche y, sobre todo, mucha experiencia. “Hoy hay más libertad, nuestros papás saben que salimos pero nos dejan volver a cualquier hora. No hay tanto control como antes”, explica Martina, otra rosarina de 17 años que habla como si tuviera la madurez de una de 30. “La matiné es para las de 13”, responde con los ojos entrecerrados que simulan sabiduría después de preguntarle a este cronista si se crió en una caja de zapatos por no saber las nuevas rutinas nocturnas. Las damas que ya pasaron los 20 parecen estar fuera de pista: “Pinamar fue siempre igual, pero este año es peor, nos hacen sentir viejas”, se quejan Jennifer y Agustina, dos chicas de 23 años que vinieron una noche desde Villa Gesell para bailar en el Ku de Pinamar y ven que las sub 17 coparon la noche.


Las nenas con las nenas. Mientras vibran al compás del “punchi punchi” de la música electrónica que dispara el DJ desde la consola del Ku, el boliche insignia de Pinamar, pareciera que las nenas se olvidaron de los nenes. Los que mejor conocen la noche ensayan teorías sobre esta tendencia que crece todos los años. “Cada vez se mueven más como un gueto. Llegan juntas al boliche, bailan entre ellas, saltan, se ríen de todo y se van también en grupo”, explica Gustavo Palmer, uno de los dueños del Ku, que por noche ve pasar unas 3.500 personas y los fines de semana, hasta 8 mil jóvenes que cada vez terminan más de mañana (ver recuadro).

Alberto Pironti, otro “experto” en la movida nocturna que trabaja de RR.PP., coincide con esta revolución femenina: “Ellas se dieron cuenta de que se sienten más cómodas estando entres mujeres y por eso los hombre ya no ocupan en lugar de siempre. Cada vez veo más mujeres solas”.

Los hombres, se quejan ellas, tampoco ayudan. Porque hasta las chicas de 15 años reconocen que incluso los mejores abanderados del otro género están cada vez más inmaduros. Que no saben encarar, que son infantiles, que son aburridos, que se divierten más tomando entre ellas que rodeadas de “pendejos” que sólo quieren “transar” (o algo más...), etc.

Las chicas que son un poco más grandes, las “viejas” como se autodefinen las que pasaron los 20, también se quejan de la falta de “machos”. Angeles, una veinteañera de San Isidro que con cada temporada que pasa en Pinamar nota más que los chicos fueron perdiendo garbo y madurez, se lamenta con cierto humor: “Los hombres van barranca abajo”.

Cada vez más tarde

El cambio de hora no sólo dio más tiempo de playa, sino que también modificó la rutina nocturna. Este año, la noche de Pinamar no explota hasta las 4 AM, una hora más tarde que la temporada anterior. Los chicos salen a bailar hasta las 7 de la mañana, después desayunan entre amigos –panchos o facturas– y se van a dormir con el sol en el cielo. Se levantan cerca de las 4 de la tarde, comen algo y se van para la playa.

Toman mate, algunas facturas o un choclo y se quedan hasta las 8 o 9 de la noche siempre y cuando haya luz y no se levante viento.

Un paso fugaz por sus casas, quizás un raro de descanso y después empieza nuevamente la rueda. A comer todos juntos cerca de la medianoche para arrancar la famosa “previa”, que con los años le ganó espacio al boliche. Antes duraba un rato pero ahora los adolescentes pueden pasar varias horas tomando entre amigos en algún bar o en la playa. Por eso varios paradores dan tragos, pasan música y organizan fogatas. Después de las 3 de la mañana arranca la caravana hacia el boliche. Y todo empieza de nuevo.


Gastan más de 100 dólares por noche

Si bien el promedio que gasta un chico para salir a bailar ronda entre los $ 80 y los $ 100 por noche, en algunas barras VIP como la del Ku, muchos gastan más de US$ 100 por noche. Pagan $ 150 cada dos personas para poder entrar al VIP, compran otro champagne ($ 100), un par de tragos que oscilan entre los $ 20 y los $ 30, y se quedan tomando y saltando con música electrónica hasta las 9 de la mañana en algunos casos.

La entrada al famoso boliche también incide en el gasto per cápita diario ya que este año el Ku la subió a $ 40 pesos (aunque cuesta $30 algunos días), pero los dueños dicen que los vale por la cantidad de artistas internacionales invitados.

Lo que más se toma en las barras premium son los champagnes Chandon y Mumm, aunque también salen mucho los tragos convencionales como fernet con Coca y alguno que otro daiquiri. Siguen brillando las bebidas energizantes con vodka y este año algunas chicas se animan al Campari con jugo de naranja.

El las barras comunes se consumen, más que nada, tragos convencionales y alguna cerveza, y las mujeres siempre prefieren los vinos espumantes. Toda una fiesta.

Fuente: Perfil

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