Es una paradoja: los gobernadores tienen la llave para hacer más equitativa la distribución de los ingresos tributarios, pero, pese a que la situación fiscal en muchos casos los asfixia, no utilizan esta llave. Y año tras año, desde 2002 a la fecha, ordenan a sus legisladores a que voten sin modificar una coma la prórroga de los impuestos que poco y nada se coparticipan entre la administración central y el interior. El impuesto que más afecta a los gobernadores es el del cheque.
Así quedó evidenciado hace dos semanas en la Cámara de Diputados, en la que se dio media sanción a una nueva prórroga del impuesto al cheque hasta diciembre de 2008. El oficialismo, aun aquellos legisladores de las provincias con situación fiscal más delicada como Buenos Aires y Córdoba, votaron a favor. Pero lo más llamativo es que quienes ofrendaron los votos necesarios para la aprobación fueron los diputados del Justicialismo Nacional -ex duhaldistas y menemistas-, comandados por el lavagnista Jorge Sarghini, opositores al gobierno de Néstor Kirchner. No parece que el Senado provoque sorpresas pese a que esta cámara es, por esencia, la representante de las provincias. El miércoles pasado el proyecto sobre la ley del cheque obtuvo dictamen favorable merced a la mayoría oficialista y se tratará el miércoles próximo en el recinto.
Durante el 10° seminario sobre Federalismo Fiscal, organizado por Cippec, el economista Rogelio Frigerio consideró que, dadas las dificultades para aprobar una nueva ley de coparticipación, bien se podría ir avanzando en promover una distribución más equitativa de los impuestos hoy vigentes, como por ejemplo hacer coparticipable todo el impuesto al cheque y devolver parte del superávit de la Anses a las provincias.
Fuente: La Nación
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