sábado, 17 de noviembre de 2007

Que carajo sigo estudiando?

¿Qué criterios privilegiar a la hora de elegir? La confusión y el desconcierto propios de las representaciones del imaginario social actual potencian la desorientación. En nuestra sociedad, las contradicciones propias a la hora de definirse se exacerban por las deficiencias del sistema educativo y laboral.

La excesiva duración de las carreras universitarias de grado en el nivel estatal aumentan los riesgos de deserción y postergan la inserción de los jóvenes en la vida profesional. Por otro lado, la deficitaria valoración social y remunerativa de ciertas profesiones invitan a cuestionar el sentido de su elección.

¿Qué trabajo psíquico supone elegir? Para hacerse sujeto de una decisión es necesario explorar el campo del deseo en relación con un ser y un hacer. Las opciones se han condensado, multiplicado y complejizado. Elegir es tanto un movimiento de renuncia como uno de apropiación vital. Renunciar implica aceptar el acotamiento que supone una elección. La apropiación, a su vez, implica hacerse cargo de la naturaleza intransferible de dicha decisión.

Algo de la historia familiar marca territorios posibles para una elección. No postulamos un determinismo lineal, ni siquiera creemos que la identificación ilumine o explique un rumbo. Sí, en cambio, es pensable algún lazo metafórico con trazos muy diversos de la vida familiar: experiencias vitales, estilos familiares, valores predominantes.

Actualmente, la vertiginosidad de los cambios sociales, tecnológicos y económicos ampliaron la gama de elecciones personales posibles. Esta sobreoferta de variantes no necesariamente facilita la decisión. La libertad de elegir conforme con el gusto de cada uno deslizó la idea de que todo debe complacer los gustos y las preferencias de quienes eligen. Se genera así una significativa intolerancia a soportar procesos y a esperar para lograr los resultados deseados.

¿Cuáles son las condiciones actuales que hacen de la "desorientación" una fuente de preocupación y de angustia? El futuro como meta de los proyectos perdió vigencia. Las categorías de pasado y futuro no son las imperantes. El pasado, como dicen los adolescentes, "ya fue". La mirada al futuro está interferida por la incertidumbre, por lo cual es más difícil elegir, decidir y sostener hoy en función del mañana.

Ser adulto no es un objetivo deseado. Los adultos ni lo pasan tan bien, ni tienen sus vidas tan resueltas. Quien está desorientado vive su conflicto y sus vacilaciones solo. Aun acompañado y ayudado por su entorno, lo angustia el protagonismo de la definición. Entre las presiones que pesan a la hora de elegir, el temor a equivocarse, la imposibilidad de optar y el escepticismo son las más frecuentes.
Opinión
Por Susana Kuras de Mauer y Noemí May
LANACION.com | Ciencia/Salud | Sábado 17 de noviembre de 2007

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