sábado, 17 de noviembre de 2007

Nuevo gobierno, nuevo golpe al campo

La transición entre Néstor Kirchner y Cristina Fernández se ve marcada con un nuevo golpe, lleno de resentimiento y prejuicios, contra el verdadero motor y punta de lanza de la economía argentina: el sector agroindustrial.

Aunque anunciado y previsto, el fuerte aumento de las retenciones agropecuarias nos muestra que el Gobierno decide redoblar su apuesta de enfrentamiento con el campo, mientras que, a la vez, lo utiliza de caja política para saciar sus necesidades fiscales y resolver el rojo de las cuentas públicas.

Una vez más el Gobierno le mete la mano en el bolsillo a los productores para financiar su desbordado gasto. Al recaudar unos mil quinientos millones de dólares extra, el Gobierno financia los excesos y compra de voluntades de los seis meses preelectorales. Esta medida confirma el agotamiento del actual esquema de política económica.

Estamos en una época de precios de productos agropecuarios altos, lo cual no es una situación meramente coyuntural. La entrada en la clase media de millones de asiáticos que salen de la pobreza, los techos de producción a los que ha llegado Europa, los problemas climáticos y la situación de transición del paradigma energético hacen que la agroindustria enfrente hoy precios altos y demanda creciente.

Los groserísimos y, a esta altura, imperdonables errores de la gestión Kirchner en materia de política agropecuaria están haciendo que la Argentina desperdicie esta oportunidad, condenando al país al atraso y generando que miles de pequeños productores queden asfixiados por los impuestos.

Esto no es un modelo económico productivo: es un modelo miope y cortoplacista, que sólo piensa en las mediciones del Indec del próximo mes y en obtener recursos para el Gobierno.

Debemos elaborar una propuesta que exceda la mera coyuntura y que dé soluciones reales a los problemas de fondo. Hay que levantar la mirada de las tapas de los diarios y pensar y ejecutar políticas de Estado para el mundo productivo con una mirada estratégica y de largo plazo.

Nada de esto pasó en los últimos años, nada de esto parece que va a pasar en los próximos.

Mucho antes de las elecciones, durante la campaña presidencial, y hoy más que nunca, siempre defendemos al campo. Terminemos de una vez con el equivocado fantasma de la “oligarquía”, al que se aferra el Gobierno para disimular sus errores.

La realidad es que la mayoría de las explotaciones agropecuarias hoy son resultado de divisiones por herencia o por compra de la tierra de personas que decidieron invertir sus ahorros en el sector. La mayoría de los productores viven en las ciudades del interior y con su actividad dan vida a sus regiones.

Defendemos la economía de las ciudades y pueblos del interior del país, porque en todo el territorio nacional debe haber trabajo y oportunidades, y no es justo condenar al atraso a la Argentina profunda para sostener una dialéctica de confrontación contra una oligarquía que dejó de existir hace años.

Defendemos, por otra parte, a los pequeños productores, a quienes cada vez les cuesta más sobrevivir con las medidas que está tomando el Gobierno: son ellos los más perjudicados.

La escala de miles de pequeños productores ya no es rentable. En muchos casos, bordea o es inferior apenas a los niveles de subsistencia. Se trata de agricultores y ganaderos que, por medidas equivocadas, están dejando de producir.

Si pretendemos reconstruir y potenciar el entramado social y repoblar el interior, es indispensable reconocer esta circunstancia. Defender al campo es defenderlos a ellos. Defender al campo es también defender a los consumidores de las ciudades y, en última instancia, a toda la economía de la Nación.

En la última campaña electoral propusimos, desde la Coalición Cívica, la eliminación total de las retenciones para carnes, lácteos y frutas; y la reducción paulatina para el caso de la soja, el trigo, el maíz y el girasol.

Así como antes de las elecciones estábamos en contra del aumento de las retenciones, igualmente lo estamos hoy. El resultado electoral nos puso en el papel de la principal oposición, encargada de controlar al Gobierno y señalar aquellas medidas que, a nuestro entender, son equivocadas.

Creemos que el aumento de las retenciones agropecuarias es un error.

Sea cual sea el lugar en que nos toque estar y sea cual sea la opción política que el sector agropecuario haya votado en las elecciones, vamos a seguir defendiendo el campo. Y mientras mayores sean los errores y los atropellos del Gobierno, más fuerte será nuestro compromiso.

Elisa Carrió es presidenta de la Coalición Civica; Andrés Domínguez es coordinador de la Mesa Productiva en la misma institución.
Fuente: La Nación.

No hay comentarios: