viernes, 10 de agosto de 2007
Tierra Nueva: sus prendas en todo el país
Podría decirse que Vilma Battista hizo el camino inverso a sus colegas emprendedores en muchos sentidos. Abrió su primer emprendimiento en el exterior, luego comenzó a fabricar en el país para exportar accesorios de indumentaria, después armó una red de artesanos para producir prendas tejidas de alto valor agregado que hoy se exhiben en las galerías de Italia, junto a las creaciones de Prada y Gucci, y recientemente comenzó a ofrecer sus productos en el mercado local.
La historia de Tierra Nueva parece así la historia contada al revés de muchas empresas textiles de la Argentina, pero es justamente la forma en la que se gestó la que le permitió crecer en Italia, el país de la moda, y consolidar una facturación por temporadas superior a los 30.000 euros.
Battista lleva el diseño en la sangre. Su madre, quien está al frente de los talleres y la moldería, diseñó para Estados Unidos y fue quien la empujó a armar sus primeros vestidos para uso personal. En 1993, la emprendedora decidió hacer las valijas y partió rumbo a Italia. Allí se enamoró y comenzó a formar una familia y "las ganas de hacer algún negocio empezaron a aparecer, como siempre".
"Yo estaba en Rimini (unos 200 kilómetros al norte de Roma), manejaba un restaurante y estudiaba diseño. En mis visitas a la Argentina, empecé a llevar cosas de diseñadores jóvenes para allá y puse una sociedad de importación y exportación en San Marino, con un socio, para distribuir en la región", relató Battista, de 32 años.
"La calidad del diseño y el precio eran convenientes, y yo siempre me había movido para hacer negocios. Poco después de la crisis volví a la Argentina, conocí a varios artesanos tejedores y empecé a pedirles bufandas, gorros y cosas por el estilo. En Italia, los productos fueron muy bien recibidos y ahí comencé a pensar la posibilidad de armar diseños propios, más allá de los accesorios", agregó.
Aprovechando el "resurgimiento de los artesanos" y con una inversión de 30.000 euros, la emprendedora armó en 2001 la red de tejedores con gente de Buenos Aires y el interior. Y con la ayuda de su madre armó las primeras colecciones de sacos, suéteres, bufandas, carteras y otros accesorios. En todos los casos utilizó la materia prima de un único proveedor y trabajó prendas en crochet, dos agujas y telar.
"Yo me hago cargo de los diseños. Las ideas de los cortes van surgiendo entre los viajes y mi gusto personal. Son prendas finas, para mujeres de hasta 40 años y con un poder adquisitivo alto o medio", explicó Battista, quien empezó a distribuir las colecciones de Tierra Nueva seis meses antes de cada temporada en todas las regiones de Italia.
Empezó con las ventas en la Emiglia Romana y fue avanzando por el Norte y el Sur. Así, las prendas llegaron a las tiendas de todo el país y pasaron a ser exhibidas junto a las creaciones de grandes diseñadores, como Cavalli.
"Entré en todos los locales que pensaba que tenían buena vidriera. Arranqué siempre por lo grande, total para retroceder y apuntar más bajo siempre hay tiempo. Y acerté, porque coloqué los productos donde quería", sostuvo la empresaria, quien definió el nombre de su empresa con la idea de transmitir "lo nuevo y el resurgir de la mano de obra argentina".
Empezar en casa
Battista volvió a instalarse en la Argentina con su hijo hace seis meses y decidió aprovechar el mercado local. Lanzó su primera colección de invierno en el país y la comercializó en tiendas multimarcas.
Actualmente, está preparando la apertura de su primer local exclusivo, que operará en una antigua casona porteña. En ese emprendimiento la acompaña un empresario italiano con otra firma textil y está armando colecciones completas con vestidos, para no ser sólo "un accesorio".
"Si bien tenemos prendas, como chalecos y suéteres, quiero preparar algo más completo para el local. Hasta el momento, soy un «accesorio de» y quiero ser algo más integral", afirmó Battista, quien está dialogando con un distribuidor de Estados Unidos para exportar las colecciones a Nueva York.
"La forma de trabajar en la Argentina es diferente de la de Italia. Allá hago todo con más anticipación, llego seis meses antes con las colecciones. Pero acá los vendedores me dicen que no saben, porque desconocen el futuro. Hay mucha incertidumbre en ese sentido y hay que saber operar en los dos mercados", concluyó.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario