Los estados depresivos se expresan cada vez más con síntomas físicos, que pueden eclipsar a los emocionales
Las depresiones modernas son más "racionales", menos dramáticas
El clima de época, de competencia e individualismo favorece el aumento de esta patología
Las estadísticas dicen que la sufre alrededor del 10% de la población, pero algunos aseguran que la cifra es conservadora y que el porcentaje es mayor, y aumenta al compás de una época de enormes contrastes, donde unos se debaten por el pan de cada día y otros por mantener niveles de éxito, riqueza o poder, y esto a cualquier precio.
Si bien la primera descripción clínica fue realizada por Hipócrates -quien utilizó el término melancolía (mélanos: negra; cholis: bilis) para decir que el exceso de bilis negra en el cerebro era la causa de esta enfermedad-, debieron pasar muchos años para que se comprendiera que la depresión tiene un sustrato orgánico y también predisposición genética, además de nutrirse de un clima de época que puede ayudar o no su más fácil propagación.
"Vivimos el tercer retorno de la melancolía en la cultura occidental -explica el doctor Manuel Suárez Richards, profesor titular de Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata-. El primer retorno fue el Renacimiento, el segundo el Romanticismo y sus extensiones (la cultura iberoamericana de la generación del 98 y el modernismo). Y ahora, la condición posmoderna, sería la tercera resurrección de la melancolía."
Para Suárez Richards, la paradoja de vivir en sociedades que por un lado buscan el todo "sin esfuerzo" o "poner la mente en blanco" choca de bruces contra la realidad concreta: "Tanto en las comunidades ricas y seguras como en aquellas donde ha habido un maremoto económico y social -dice- se soporta menos el dolor, en primer lugar el dolor físico, y las quejas y fastidios son cada vez mayores".
La tendencia va en aumento: la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que en 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad en todo el mundo.
El factor social influye claramente. Tanto la degradación jerárquica -perder el trabajo, la posición, etc.- como el ascenso súbito pueden llevar a la depresión, en el primer caso por razones más fáciles de entender, pero en el segundo debido a que una rápida escalada económica o social pueden generar sobrecarga y sentimiento de incapacidad. Las migraciones, el aislamiento, el impacto tecnológico, el consumo de alcohol y de drogas, y una vida cotidiana donde alternan el "consumo y el relax como ausencia nirvánica de tensiones" son, según Suárez Richards, algunos de los factores que también inciden.
"Lo notorio -agrega el psiquiatra- es que hoy en día, y más silenciosamente, la depresión está absorbida por la corporalidad, es más hipocondríaca, menos dramática y más racional. Alrededor del 70% de los pacientes llega a la consulta presentando quejas y síntomas físicos (ver recuadro), en tanto que sólo poco más del 25% comunica además algún síntoma psíquico o social."
Sin fronteras
"La depresión ocurre en todo el mundo, en todas las clases sociales y niveles educativos, aunque algunas personas no la reconocen ni la entienden -dice el doctor Joel Raskin, médico psiquiatra de la Universidad de Toronto, Canadá-. En ciertas culturas no se habla de las emociones. En Japón, por ejemplo, nadie hablaba de depresión hace 10 años. Pero sin embargo existe la tasa de suicidios más alta del mundo."
Para los especialistas, no es novedoso que la depresión esté asociada con los dolores físicos. Lo que sí es relativamente nuevo, en cambio, es el hallazgo de que las vías neuroquímicas comprometidas en la depresión son las mismas que juegan papel protagónico en la percepción subjetiva del dolor.
"La disminución de dos neurotransmisores en el cerebro, la serotonina y la noradrenalina, está involucrada con la depresión -explica el doctor Raskin-. Pero a nivel de la espina dorsal, las personas con menos serotonina y noradrenalina sufren una inhibición en la percepción del dolor. En otras palabras: si algo les duele, lo sienten más."
El psiquiatra añade que solamente un tercio de los pacientes depresivos solicita tratamiento y que de éstos el 65% consulta a un médico no especialista y suele referir principalmente síntomas físicos. "Esto redunda en un enorme subdiagnóstico y en tratamientos no adecuados -dice Raskin-, ya que no siempre el médico sabe que lo que tiene su paciente que llega quejándose de dolores y molestias es en realidad una depresión."
Por otra parte, los estados depresivos se traducen en ansiedad, agresión o irritabilidad. "Depresión no es un buen nombre -agrega Raskin-. Muchos no están deprimidos sino ansiosos, o preocupados por todo. Algunos se sienten culpables o inútiles. Otros no sienten nada. O pierden el interés por las sensaciones agradables y en cambio sienten más lo negativo. Sienten que «algo» les está faltando."
Según Raskin, es posible que un psiquiatra entrenado diferencie con bastante certeza alguien deprimido de otra persona que está simplemente triste o abatida. "En el futuro habrá tests para hacer diagnósticos -dice-, pero por ahora podemos ver claramente que mientras una persona triste puede percibir algo bueno a pesar de su estado, el deprimido ve todo igual. Además, hay pérdida de la gestualidad, cambios en la conducta sexual, el apetito, la interacción social... Y síntomas físicos que seguramente pasarían inadvertidos si la persona no estuviera deprimida."
Raskin afirma que es normal que todos estemos tristes o tengamos cambios de humor, pero que cuando esos estados persisten largo tiempo la persona adquiere una "forma depresiva de pensar", que hace que le parezca normal aquello de ver el vaso medio vacío en lugar de medio lleno.
"Por eso un tratamiento demanda el uso de medicación antidepresiva que contemple tanto los síntomas psíquicos como las manifestaciones físicas del cuadro, pero también necesita de una buena terapia y de una familia o grupo contenedor que realmente esté cerca del paciente -concluye el doctor Joel Raskin- Y ésto, cuanto antes mejor: no hay depresión más difícil de tratar que la que lleva mucho tiempo instalada."
Fuente :La Nacion
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